
Todo lo que queremos saber pero que nos lleva a la conclusión que todos sabemos, la relación de la humanidad con las drogas y los estupefacientes varios, no es una cosa de hoy en día e como quien dice “de siempre”. Sin embargo, con los jóvenes la relación se complica y estrecha, la oferta se amplía y el consumo se eterniza más allá de los cánones establecidos. ¿Por qué?, hay un sin fin de razones.
Esta comprobado y estudiado que los jóvenes tienen una mayor tendencia a dejarse envolver por el aroma y consumo habitual de tóxicos de manera recreacional, es decir, las drogas y toda su parafernalia (búsqueda, adquisición y consumo), están dentro de la cotidianidad de buena parte de la sociedad juvenil. Sin crítica, ni hacer apología, ni mucho menos juzgar a nadie, sencillamente constataremos un hecho e intentaremos buscar el porqué de las cosas. Antes de nada hay que definir los términos:
ADICCIÓN: Uso crónico, progresivo y persistente de sustancias psicoactivas que desemboca en consecuencias negativas de carácter social, psicológico o médico. Si se suspende el uso aparece Síndrome de Abstinencia (mono).
CONSUMO HABITUAL: Uso de sustancias psicoactivas de manera ocasional (fines de semana, eventos especiales, etc.) y por puro placer sabiendo pero ignorando las posibles consecuencias negativas. Se puede suspender el uso sin que aparezca Síndrome de Abstinencia. Pasar del consumo habitual a la adicción es cuestión de sustancias, personalidades, condicionantes, tiempo y dinero.
Se proponen muchas razones por las cuales los jóvenes (insisto que no todos pero si muchos) consumimos más drogas y por más tiempo, que el resto de la sociedad (siempre generalizando). De entrada hay que comprender como los jóvenes inmersos en una sociedad viciada por el ocio, la poca responsabilidad, el intentar aparentar y el amparo en la mayoría de los casos de las faldas de sus madres, les lleva a la lógica idea de que la única forma o una de las únicas formas de lidiar con toda esta pesada idea de falsa realidad sea el uso de las “muletas” artificiales (drogas) como evasión y escape. Una forma de tomarse la vida tan en serio que de otra forma sería imposible de sobrellevar. Si a eso le sumamos la presión de “los demás”, la necesidad de “pertenecer” o “encajar” en este difícil mundo, tenemos, sin duda, una muy fuerte combinación de factores que los predisponen.
Dicho lo anterior, es casi normal que el “mundo de las drogas” sea una parte aceptada dentro de la vida social de los jóvenes. La mayoría de las veces en todas las reuniones, fiestas y concentraciones, las drogas están presentes, ya sea de forma discreta y elegante o descarado y “a lo bestia”.
Por otro lado existe también una fuerte relación entre <>. Sustancias como GHB, éxtasis, cocaína, poppers o alcohol, por citar algunas, están estrechamente ligadas a las prácticas sexuales, y se utilizan para eliminar inhibiciones, aumentar la libido y el placer sexual o simplemente “crear atmósfera” añadiendo morbo a la experiencia.
Más cosas: el hecho de no tener muchas responsabilidades familiares (son jóvenes), que la mayoría vivimos de profesionales liberales o con mucha “manga ancha”, la ridícula sensación de eterna fiesta y juventud y de ser indestructibles e inmortales puede contribuir también a la hora de adoptar esa actitud tan relajada frente al uso y a veces abuso de sustancias alterantes de la psique.
La semana que viene CONTINUREMOS CON ESTE TEMA.
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